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LECCIONES DE LA VIDA

ESTAS SON ALGUNAS DE LAS LECCIONES QUE NOS DA LA VIDA ESPERO LAS COMPRENDAN Y REFLEXIONEN YA QUE A VARIOS DE NOSOTROS NOS PASA A DIARIO Y NUNCA NOS DAMOS CUENTA, ESPERO COMENTARIOS DE USTEDES AMIGOS YA QUE ESTO ES UN POCO MAS PARA QUE VEAS QUE LA VIDA NO ES COMO TU CREES...

Cuentos para pensar.

lunes, 20 de octubre de 2008

SE VENDEN CACHORROS


Un tendero estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía "Se venden cachorros". Letreros como ese tienen una atracción especial para los niños pequeños y efectivamente, un niño apareció bajo el letrero del tendero.

- ¿Cuánto cuestan los cachorros? -preguntó. -Entre treinta y cincuenta dólares- respondió el tendero.El niño metió la mano en su bolsillo y sacó un poco de cambio, -tengo dos dólares con treinta y siete centavos- dijo -¿puedo verlos, por favor? El tendero sonrió y silbó, y de la caseta de los perros salió "Dama", que corrió por el pasillo de la tienda seguida de cinco pequeñitas, diminutas bolas de pelo. Un cachorro se estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al cachorro rezagado: ¡era cojo!.
- ¿Qué le pasa a ese perrito?- preguntó. El tendero le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había descubierto que le faltaba una cavidad de la cadera y que cojearía por siempre. Estaría lisiado toda su vida. El niño se entusiasmó.- Ese es el cachorro que quiero comprar -dijo. -No, tú no quieres comprar ese perrito. Si realmente lo quieres, te lo voy a regalar -dijo el tendero.El niño se enfadó mucho. Miró al tendero directo a los ojos, y moviendo el dedo replicó: -No quiero que me lo regale. Ese perrito vale exactamente tanto como los otros perros y voy a pagar su precio completo. De hecho, ahorita le voy a dar $ 2,37 dólares y luego 50 centavos al mes hasta terminar de pagarlo. El tendero replicó: -Realmente no quieres comprar este perrito. Nunca va a poder correr , brincar ni jugar contigo como los otros cachorritos.
Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del pantalón para mostrar una pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida por un gran aparato ortopédico de metal. Miró al tendero y suavemente le respondió: -Bueno, pues yo tampoco corro tan bien que digamos, y el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda.

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